Buen trato o ¿trato adecuado al mayor?

Érase una vez …Una sociedad que tenía la gran oportunidad de llegar a ser mayor y, dónde la presión que existía conforme cumplimos años para ser “viejo” no se convertía en una obligación por serlo.
   Como en cualquier otra etapa de la vida, no nos quedemos con el cliché estereotipado que nos asignan. Ampliemos nuestro foco y respetemos la individualidad del mayor para que pueda decidir cómo quiere vivir su presente y planificar su futuro sin que sea una cuenta atrás.
   Un envejecimiento activo va más allá de estimular hábitos saludables. Requiere de una educación social y universal en valores como el respeto a la dignidad y la igualdad sin atender a la edad ni a diferencias personales. Respetar la capacidad de decidir y opinar como elemento esencial para mantener nuestra integridad física y psicológica.
   Cada vez más, consideramos a la diversidad como un valor a cuidar y respetar desde etapas cronológicas tempranas que prolongamos a la edad adulta y que, sin embargo, se cuestiona en el mayor. Por ello son fundamentales actuaciones estratégicas de sensibilización a través de medios de comunicación, sociedades profesionales y colectivos de influencia social y política desde etapas escolares que fomenten en la población general buenos hábitos físicos, psicológicos, emocionales y sociales sin imposiciones cronológicas de cese en lo que ha venido siendo nuestra actividad laboral, familiar y social.
   ¿Dejas de ser productivo socialmente por no tener una nómina? ¿Cesas en las responsabilidades y vínculos familiares por tener una edad determinada? ¿Hay una edad concreta a la que perdemos nuestra autonomía? ¿Celebramos un cumpleaños a partir del cual dejamos de tener deseos y emociones positivas?
   Debemos trabajar contra este estereotipo como sociedad, aunque sea por egoísmo, porque salvo sorpresas y catástrofes, afortunadamente, cada vez seremos más los que lleguemos a  esa edad estereotipada.
   No se pretende un trato diferente al de cualquier otra etapa de la vida, solo igual que el que ha venido siendo, sin más pérdidas que las que nos imponga nuestra genética y el paso del tiempo, la enfermedad, disfunción y la dependencia que nos toque. Ni más ni menos.

Jesús Vargas Cruz